martes, 4 de noviembre de 2014
CARTA A UN ACOSADOR
EL MUNDO
Querido acosador.
Aunque no me conoces, yo a ti sí. Llevas en la frente marcada la 'm' de matón. No encuentro otro calificativo para personas como tú. Porque no te importa para nada el sentimiento y padecimiento de los otros.
Os conozco. Yo a ti te conozco. Durante mucho tiempo unas tipas como tú se dedicaron a destruir la vida de mi hija con la mayor perversidad del mundo. Hoy solo puedo pedir que la justicia os imponga el mayor castigo.
Yo por mi parte intentaré que su muerte no caiga en el olvido y pese sobre vuestra conciencia si es que la tenéis.
Lo primero que quiero hacer es presentarme. Soy la mamá de Carla Díaz, esa niña a la que destruyeron sus ilusiones, su futuro y lo más importante: su vida. Te conozco, matón. A mi niña la insultabais y agredíais. E incluso animabais al resto de compañeros para que se alejaran de ella. Como si fuera una persona con una enfermedad contagiosa.
Carla era una niña cariñosa, afable, risueña, cantarina y llena de vida y de planes. Era inteligente y sabía lo que quería, ya que tenía una gran personalidad. ¿Acaso eso era motivo de odio hacia ella? ¡Dios! ¡Era una niña, mi niña!
Querido acosador.
Yo quisiera saber por qué. Yo quisiera saber qué daño os hacía. Yo quisiera saber por qué la odiabais tanto. No puedo entender que llevéis tanta maldad dentro.
Gente como tú acabó con ella. Un jueves se levantó, tomó su desayuno, me colmó de besos... y no volvió. ¿Por qué? Porque cuatro niñatas de mierda se cruzaron en su camino. Ella sólo quería ir al cole y disfrutar como todas las niñas de su edad de aquellas cosas que le gustaban y no tener problemas con nadie, pero cada día se encontraba con personas como tú. ¿Qué le hicisteis ese día? ¿Quién tiene su cazadora y su Blackberry?
A nadie le importaba el que -con su esfuerzo- recuperara las ganas de estudiar, que sacara adelante las asignaturas suspendidas. Cada día os las ingeniabais para humillarla. Si no eran sus gafas, era su condición sexual ¿Por qué os importaba tanto hundirla? Acaso llevar gafas o ser bisexual eran suficientes motivos para sufrir un linchamiento como el que vosotras cometisteis con ella. Qué pena me das, acosador. Porque tu vida estará marcada por todo el mal que has hecho.
Yo querría saber por qué no hubo nadie en su centro educativo que viera en ella una persona y no un número. Quizás fue porque lo único que interesa es que no haya problemas. Todos a callar y aquí no ha pasado nada. ¿Cómo podéis dormir tranquilos? Sólo de pensar que aquel día, durante seis horas de clase, nadie se preocupara de que hubiera un pupitre vacío -el de Carla Díaz-, siento asco. Qué pena tan grande pensar que a mi más preciado tesoro, a mi niña, nadie la echó de menos. No había asistido a clase y nadie se percató de ello. Yo acuso: vosotros, profesores, la teníais que cuidar y proteger.
Querido acosador.
La sociedad dice que no existes, pero yo te he mirado a los ojos y te he visto por dentro. Un corazón ciego. Te escribo esta carta con el sueño de que esto no vuelva a pasar. Para que dejes en paz a los que todo el mundo apalea. Para que te pongas delante de un espejo y te asomes. Dime qué ves.
Me hago preguntas. Como madre y como ciudadana. Diecinueve meses después del suicidio de mi niña me hago preguntas. ¿Que educación damos a nuestros hijos si les mandamos callar ante hechos como éstos? ¿Qué están haciendo las administraciones para acabar con esta lacra? ¿Qué parte de responsabilidad tenemos todos? ¿Qué estarías haciendo ahora si nada hubiera pasado?
No quiero ni puedo entender que unas niñas de estas edades puedan llegar a cometer estos hechos. No puedo entender que el castigo sea mínimo. ¿Acaso con unas tareas sociales van a ser mejores personas?
Querido acosador.
No quiero ni pensar a cuántos niños has acosado, cuántos siguen pasando por lo mismo diariamente, cómo duermes.
Cada minuto de mi vida me pregunto si es posible que yo hubiese llegado a tiempo para impedir aquello. Nunca lo sabré, ahora solo me queda su recuerdo.
'Tk', princesa.
Hasta el infinito.
Montserrat Magnien
Es la madre de Carla Díaz, la niña que se suicidó con 14 años en 2013 tras meses de acoso escolar y cuyo caso ha reabierto la Fiscalía de Menores.
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