José y María
estaban admirados por lo se decía del Niño. Simeón los bendijo, diciendo a
María:
- “Mira, este Niño está puesto para que se conozca lo que los corazones de la gente tienen en su interior. Este Niño será aceptado y rechazado por muchos. Y a ti, María, una espada te traspasará el alma”
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