Una
profesora pregunta a sus alumnos: ¿Cómo sabemos que Dios existe? Cada uno fue
dando su propia respuesta. Pero la profesora seguía insistiendo como si no
estuviese satisfecha con las respuestas. Queriendo echarles una mano añadió:
-
¿Y cómo sabemos que Dios existe si ninguno lo hemos visto?
Todos
se quedaron callados. Para los niños es evidente que lo que no se ve o se toca
no existe. Hasta que un pequeño levantó la mano y tímidamente respondió:
-Señorita, Dios es como el azúcar. Mi madre me dijo que DIOS ES COMO EL AZÚCAR en mi leche
que ella prepara todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la
taza en medio de la leche, pero si la leche no tiene azúcar se queda sin sabor. Dios existe, y está siempre
en el medio de nosotros, solo que no lo vemos.
La
profesora emocionada le dio un beso.
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