Son medios excelentes para el estudio pero no pueden ser utilizados en la liturgia
Según el P. Antonio Spadaro, el “ciberteólogo” del Vaticano, el celebrante no puede usar en la liturgia católica aparatos como las tabletas, iPad, Smartphones etc. sustituyendo al Misal o los libros tradicionales. En el artículo de su blog, explicó la decisión de la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda de denegar la autorización para usar estos aparatos en la liturgia solicitada por varios sacerdotes del país.
El 30 de abril la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda envió una carta a los sacerdotes de su diócesis en respuesta a numerosas consultas sobre el uso de tabletas, iPad, libros electrónicos, etc. en lugar de los libros litúrgicos tradicionales.
Tras sopesar el asunto, los obispos concluyeron que consideran que las aplicaciones informáticas que presentan el misal son un medio “excelente para el estudio” pero “no pueden ser utilizadas por el sacerdote en la liturgia”. Por tanto, “sólo se puede utilizar para la Misa y otras liturgias de la Iglesia un ejemplar del Misal Romano oficialmente impreso”.
Los obispos justifican su decisión: “Todas las religiones tienen libros sagrados reservados para los rituales y prácticas esenciales de la fe. La Iglesia Católica no es diferente, y el Misal Romano es uno de nuestros libros sagrados. Su forma física manifiesta su función especial en nuestro culto. Se reserva el Misal para el uso en la liturgia de la Iglesia. El iPad y otros instrumentos electrónicos tienen muchos usos, tales como jugar, navegar por Internet, ver vídeos y consultar el correo electrónico. Solo esto hace ya que su uso en la liturgia sea improcedente”.
Esta declaración ha provocado muchas otras discusiones, porque, gracias a aplicaciones como el iBreviary, Eprex y otros, se está haciendo un uso creciente de los textos litúrgicos en los medios digitales. Los obispos neozelandeses hacen un razonamiento muy interesante: Al generalizarse la lectura digital, el “texto” se separa definitivamente de su anclaje sólido en la realidad material de la “página”. ¿Cuál es en realidad el desafío planteado por las pantallas a los “textos sagrados”? En primer lugar, el hecho de que el texto se convierte en un “objeto” fluido: exactamente lo contrario de las “tablas de la ley” y del dicho scripta manent (lo escrito permanece, en oposición a verba volant: las palabras las lleva el viento). No sólo eso: el texto litúrgico desaparece del soporte para dar paso a vídeos, correos electrónicos u otras aplicaciones. El “texto” se separa de la realidad material de la ‘página’ para ‘flotar’ en la pantalla, sin fijarse nunca en ella.
La página del Evangelio sigue siendo una parte integral del ritual de la comunidad cristiana. Es decir, es inconcebible que un iPad encabece una procesión, o que sea solemnemente besado e incensado.
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