viernes, 31 de agosto de 2012

PALMAS ILICITANAS PARA UNA TRADICIÓN JUDÍA

S. PICÓ / LA VERDA. ELCHE. 31.08.2012

El Sucot o la Fiesta de los Tabernáculos es una de las festividades más importantes del judaísmo. En ella se conmemora la peregrinación, la unión y las dificultades que tuvo atravesar el pueblo hebreo durante su estancia en el desierto. Por otro lado, también es una muestra de agradecimiento a Dios por la cosecha de todo año.

Como indica la tradición, hay que construir cabañas con hojas de mirto, sauce y limón, y ramas de palmera. Los judíos convivirán en estas durante siete días en memoria del tiempo en que sus padres vivieron bajo las mismas antes de llegar a la tierra prometida.

Este ritual, donde la palma es uno de los elementos necesarios, se celebrará dentro de dos semanas, durante el séptimo mes del calendario hebreo. Desde hace más de 20 años, la comunidad judía de Estados Unidos escoge la palma de Elche para distribuirla a las sinagogas de todo el país, y así poder llevar a cabo la fiesta.

Este año se ha suministrado un pedido de 3.000 unidades. Una cantidad de ejemplares considerablemente inferior en comparación con otros tiempos, ya que, por ejemplo, en 2008, la comunidad judía transportó a Estados Unidos 30.000 palmas. Sin embargo, Paco Serrano, de la empresa Serrano Valero, afirmó que «los pedidos varían en función de cada año» y «la crisis parece haber salpicado también en cierta parte a América».

Preparación
Para que todo salga según lo previsto, cada año un miembro de la comunidad judía supervisa la preparación de las palmas. En esta ocasión el encargado de la labor fue el rabino Johnny Niasoff, perteneciente a dicha comunidad y también cocinero en un colegio de Nueva Jersey.

Su trabajo consiste en revisar que todas las palmas estén verdes, con las puntas completamente cerradas, sin partes secas y libres de impurezas e insectos. Curiosamente para la celebración de la festividad judía se necesita una palma distinta a la tradicional blanca que se distribuye para el Domingo de Ramos.

En el Sucot solo se utilizan las puntas de las palmas, provenientes del ojo de la palmera, en el centro del cogollo, y se retiran con cuidado por los palmereros. Asimismo, para la celebración del ritual estas tienen que ser datileras, ya que las de otras especies no sirven.

Una vez inspeccionadas y seleccionadas, las palmas se transportan a un almacén donde se envuelven con hojas de periódico para su largo viaje transatlántico.

Aunque llevan alrededor de 20 años celebrando el ritual con la palma ilicitana, antes la comunidad judía confiaba en otra firma ilicitana para su preparación. No obstante, actualmente es la familia Serrano Valero la encargada de preparar y proporcionar el pedido. El motivo según Niasoff es que «estos últimos tienen una palma de mejor calidad».

El trabajo de Niasoff cumple dos objetivos. Por un lado, se controlan que las palmas estén en perfectas condiciones para celebrar, una vez más, esta tradición. Por otro, se lograrán atravesar las estrictas medidas fitosanitarias de Estados Unidos, ya que antes de acabar en su destino pasan varios controles, en los que de cada tres cajas se inspecciona una.

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