martes, 21 de agosto de 2012

¿CRISIS ECONÓMICA O CRISIS ÉTICA?

(Esquema de una posible charla. Ideas extraídas de artículos interesantes)

1. Crisis de la sociedad del bienestar
 El sueño del progreso ilimitado y del consumo ilimitado se ha venido abajo.
- En poco tiempo se ha perdido gran número de puestos de trabajo, se ha perdido poder adquisitivo, se ha perdido la propia vivienda, se han recortado presupuestos en las familias y en las instituciones públicas, ha afectado a áreas importantes como la educación y la sanidad

- Causas que percibimos de esta crisis:
   - Codicia colectiva e individual
   - Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades económicas
   - Corrupción personal e institucional
   - Visión antropológica: el hombre como un ser que debe preocuparse sólo del progreso, identificándolo con el bienestar económico: el hombre, un ser que produce para consumir.

- Visión profética de Juan Pablo II (1991): Después del fracaso marxista, había puesto en guardia contra el peligro de una “idolatría del mundo que ignora la existencia de bienes que, por su naturaleza, no pueden ser meras mercancías. La simple Europa de los mercaderes, que prescindía de las raíces cristianas, estaba llamada al fracaso.

- Benedicto XVI (Caritas in veritate): la actual crisis no es sólo económica y financiera sino, ante todo, moral además de ideológica. Cuando era cardenal, en el 1985, en una conferencia (Economía de Mercado y Ética) ya predecía la crisis que actualmente padecemos. El futuro Papa vaticinaba la crisis no tanto fundándose en teorías económicas, sino principalmente constatando que se estaba dando una violación de los principios de la justicia social. Los problemas económicos son predecibles cuando tienen unas causas morales, y éstas deben ser abordadas si no queremos que la crisis se cierre en falso.

- A veces se buscan sólo soluciones coyunturales –no estructurales- a la crisis pensando que con medidas para salir del paso podremos remontar esta situación. Os acordáis cuando el tema del sida. El Papa dijo que el Sido sólo se puede solucionar en su raíz a través de una educación en una sexualidad responsable, puesta al servicio de la vocación del ser humano al amor estable. Muchos se escandalizaron, los que pretendían solucionar el problema del SIDS mediante el recurso técnico del preservativo. Era un parche no una solución estructural. Lo mismo ocurrirá ahora con la crisis económica: no se solucionará con parches multimillonarios que impidan el hundimiento del sistema económico olvidándose de los problemas de fondo.


2. Papel de la Iglesia en la crisis
- La Iglesia no tiene como misión proponer soluciones técnicas a los problemas económicos, sino en todo caso ofrecer principios, juicios u orientaciones que ayuden a pensar y dar con soluciones concretas que puedan llevarse a la práctica.

3. ¿Que claves culturales explican la crisis?
Como se trata de salir de la crisis, convendría en primer lugar recapacitar sobre cómo hemos entrado en ella. En lugar de poner remiendos, el Papa nos pide intervenir sobre las causas de los problemas. Por eso, en un primer momento nos fijamos en tres claves de tipo cultural —muy relacionadas con la dimensión moral del obrar humano— que han influido en las conductas que desataron la crisis. Y desde ahí, se hacer algunas sugerencias de carácter moral que pueden ayudar a encontrar posibles soluciones.

A. El debilitamiento cultural
- Al interrogarnos sobre las causas morales de una crisis económica, es natural que nos fijemos en los aspectos éticos de las operaciones económicas realizadas. Sin embargo, eso implica pasar por alto que la economía nunca se da “en el vacío”. Los agentes económicos son personas que viven en una determinada sociedad, que han sido educados en un contexto familiar, social, cultural, que indudablemente influye en su modo de actuar.
- En nuestra sociedad podemos descubrir que hay un ámbito político, otro económico y otro que podríamos denominar “cultural”, entendiendo por cultura todo aquello con lo que el hombre desarrolla sus cualidades espirituales y corporales.
- La familia, la escuela y la Iglesia han tenido siempre un papel muy importante para modelar la cultura de una sociedad.
- Una cultura experimenta debilitamiento cuando se devalúa el reconocimiento de estas instituciones: cuando estas realidades pierden importancia. No se las considera valiosas o no reciben el cuidado que necesitan para que mantengan su influencia en la sociedad.
- Cuando la dimensión cultural se empobrece, ese espacio viene ocupado poco a poco por la esfera económica y política.
- El debilitamiento cultural (de la familia, de la religión y de la escuela, entre otros) ha sido el caldo de cultivo para que la dimensión económica ganara espacio y extendiera su lógica a ámbitos donde no debía ejercer su dominio. De esa forma, por ejemplo, el tiempo de familia se emplea en el consumo (facilitando el consumismo), y tampoco deja espacio para la práctica religiosa. Es más, la misma religión a veces parece sucumbir a la lógica del mercado, y así se van rebajando las verdades morales para acomodarse a los nuevos tiempos (de relajación y confusión notables), pensando que, haciéndolo así, la religión adquiere más vitalidad.
- Poco a poco lo económico se convierte en lo más importante. La mentalidad economicista, consumista, utilitarista se va extendiendo a otros campos de la vida humana. Se genera una sociedad volcada en la producción y consumo de riqueza.
- Por el contrario, una sociedad culturalmente fuerte sitúa los ámbitos económico y político en su lugar, dentro de sus límites propios y cumpliendo adecuadamente su función al servicio del bien común.


B. Cultura de la evasión
- Parte del debilitamiento cultural está relacionado con un planteamiento vital que consiste en huir de los problemas de la vida en lugar de afrontarlos con fortaleza e ingenio. Se puede hablar de una auténtica cultura de la fuga, de la fuga de la realidad; una cultura cuya decisión más común ante los problemas es tomar la salida de emergencia y huir hacia delante. La idea básica, expresada con un ejemplo gráfico, es que ante el fuego que se declara en una habitación, la solución no es dar con un extintor y apagarlo, sino directamente buscar la salida de emergencia. Uno se libra del fuego, pero, naturalmente, la casa termina ardiendo.
- Algunos ejemplos de nuestro entorno que ponen de manifiesto esta mentalidad:
     - El divorcio exprés, que en España ha generado más de trescientos matrimonios rotos al día, es la salida de emergencia a los problemas matrimoniales y de familia. El matrimonio se rompe, pero el problema personal (de inmadurez, de falta de amor que al final no es otra cosa que capacidad de sacrificio por el otro, etc.) persiste.
     - El aborto es la salida de emergencia para el comienzo de la vida humana que no se está dispuesto a afrontar ni a apoyar;
     - La eutanasia es la salida de emergencia para el final de la vida.
     - La lucha contra el sida limitada al preservativo es la salida de emergencia para un problema humano de la sexualidad que no se está dispuesto a afrontar.
- Esta crisis que padecemos ha estallado después de todo un proceso en que tanto las personas concretas (consumidores, agentes, directivos, funcionarios, etc.) como las instituciones pudieron intuir e intuyeron que había algo de imprudente en las operaciones y en las obligaciones que se asumían. Sin embargo, lo común fue optar por la huida hacia delante.


C. Visión reductiva de la realidad
- En estrecha relación con lo anterior, también ha calado una mentalidad que a efectos prácticos sólo se preocupa de lo que hay aquí y ahora. En los países avanzados el progreso tecnológico nos ha acostumbrado a obtenerlo “todo y ya”. Es una mirada “cortoplacista” ante los problemas.
- Por ejemplo: en la política esta mentalidad se muestra en que con frecuencia no importa tanto el bien común como el calendario electoral, la opinión pública. En el cortoplacismo los planteamientos éticos no toman la batuta a la hora de tomar decisiones –llevan consigo la prudencia, virtud que a veces requiere espera- . Pero cobran un peso muy notable —tal vez determinante— los intereses políticos, económicos, ideológicos, o sencillamente personales.
- En el campo económico esta mentalidad cortoplacista ha sido patente.

4. La respuesta: el rearme moral
A) Recuperar el sentido del bien común
- Una de las líneas de fuerza de la última encíclica de Benedicto XVI ha sido precisamente la llamada a la recuperación del bien común (en sus distintos niveles) como horizonte de la actividad económica y política. El desarrollo que demandan las sociedades modernas no es un desarrollo a cualquier precio, traducido en resultados inmediatos, sino un desarrollo sostenible. Con esta expresión se apunta indirectamente a un planteamiento de medio y largo plazo. En la reciente crisis económica hemos aprendido que el medio plazo es importante, es decir, que hay que hacer un mayor esfuerzo de previsión, de providencia. Prudencia.
- La actividad empresarial cumple un servicio innegable a la comunidad, pero ha de hacerse de tal manera que lo que en un momento determinado se considere el bien de la empresa, del banco, etc., no entre en contradicción con el bien común de la sociedad.
- En los últimos años hemos visto profesionales que tomaban decisiones “en el interés de la empresa” y totalmente en contra del bien común de la sociedad. Trabajar de espaldas al bien común, antes o después, se nota. Lo que se construye sobre la injusticia o la mentira, antes o después, se viene abajo.

B) Mejorar la calidad moral personal
- Una moral sólida genera confianza, y la confianza es muy importante para los negocios. Benedicto XVI ha hecho notar que no se trata de que una parte de la economía, de las finanzas, sea ética, sino que lo sea toda la economía. En consecuencia, los aspectos éticos de los procesos y operaciones económicas deberían ser considerados como factor interno a la propia economía, por ser ésta una actividad humana más. Esto es lo que se quiere significar cuando se habla de ampliar la lógica económica. Por supuesto, la idea no es novedosa, pero también es cierto que hemos comprobado que desentenderse de la ética, ignorar los aspectos éticos de las propias decisiones, llega a ser económicamente muy costoso.
- La economía para que funcione correctamente tiene necesidad de la ética, pero no de una ética cualquiera sino de una ética amiga de la persona humana.
- Fomentar en el ciudadano una formación de la conciencia y un estilo de vida distinto del actual fomentando la responsabilidad ante Dios, ante los demás y ante la creación. El desarrollo es imposible sin hombres rectos (CV 71)


C) Una economía que conciba el desarrollo humano de un modo global, integral
- No sólo buscar el bien material del ser humano, sino el crecimiento espiritual de la persona humana (pobreza material, pobreza afectiva, pobreza radical). Respetando una escala de valores lo más objetiva posible. Fomentar todas las dimensiones del persona humana para que el ser humano crezca armónicamente.

D) Consumir con templanza
- Una de las causas de la crisis ha sido la codicia y el consumismo, es decir, la falta de templanza en el consumo debido a multitud de reclamos publicitarios, culturales, políticos, etc. Es necesario una educación al consumo necesario. En lugar de esto, se piensa que saldremos de la crisis consumiendo sin más y así nos creamos necesidades innecesarias para, según este pensamiento, mantener unas expectativas económicas, que son irreales. Por este camino podríamos salir de una crisis y entrar en otra.

E) Inversión en los países pobres (solidaridad con los más débiles)
- Cuando no ayudamos rectamente con los bienes de producción al desarrollo del Tercer Mundo, nuestra falta de solidaridad se volverá contra nosotros. Estamos viendo como nuestras multinacionales, o nuestras empresas que se han instalado en los países pobres, llegan a realizar una producción en condiciones infrahumanas a precios con los que difícilmente se puede competir. Esto hace que muchas empresas en occidente tengan que cerrar. La lógica capitalista de la máxima ganancia con cualquier medio termina por convertirse en la tumba de la economía mundial.

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