Cáritas atiende en Santa Isabel a un centenar de familias, varias de ellas de confesión islámica
CLARA R. FORNER. INFORMACION 15.11.2011
Ver a una musulmana acudir a la parroquia no es algo tan extraño en un barrio deprimido y con alto nivel de inmigración como el de Santa Isabel. Cáritas atiende aquellos casos en los que las Administraciones no llegan, incluidas algunas familias de origen magrebí que se ven en la necesidad de pedir ayuda para dar de comer a sus hijos. Los voluntarios han atendido este año a alrededor de un centenar de familias, el 70% españolas y el resto inmigrantes.
Los martes es el día de reparto de comida en la parroquia de Santa Isabel. La pasada semana, como otras, hacía cola una mujer tocada con un pañuelo en la cabeza. Enrique Bernabeu, de Cáritas Interparroquial, explica que al profundizar en algunos casos les sorprende averiguar que algunas de las solicitantes "son tituladas universitarias, que hablan dos o tres idiomas y muy preparadas".
"A pesar de ser de otra religión no tienen problemas en venir aquí", apunta Bernabeu, quien señala que ellos tampoco preguntan por esta cuestión sino que tratan de actuar como "última puerta a la que la gente llama". Como anécdota relata que en las anteriores Navidades prepararon unos paquetes en los que se cuidaron de que no hubiera cerdo. Pero sí incluyeron pollo "y luego nos enteramos de que la habían dado" debido a que la carne no se había cortado cumpliendo con las prescripciones del Islam.
Cada vez que reparten comida, en la parroquia agotan las existencias porque, aunque en el barrio no se atienden más casos que en las otras parroquias de San Vicente, "hay muy pocos colaboradores fijos". Una aportación extraordinaria fue la que realizó recientemente la Asociación de Comerciantes de San Vicente con el rastrillo benéfico que organizó. Pero el dinero obtenido fue para las tres parroquias del municipio.
"Tenemos que hacer verdaderos equilibrios para ayudar a todas las familias que nos piden ayuda, ya que incluso estamos atendiendo a gente derivada de la Administración ya sea porque no tienen fondos o porque son casos crónicos, como los parados de larga duración", explica el voluntario de Cáritas. También se ocupan de los casos de urgencia, pues los Servicios Sociales están obligados a realizar unos trámites y verificaciones antes de otorgar una ayuda.
"Aunque somos la última puerta a la que la gente llama, cuando vienen también les pedimos que vayan primero a Servicios Sociales porque la Administración debe conocer cuáles son las necesidades. Además, la colaboración con ellos es muy estrecha", explica.
Aparte de los alimentos como arroz o leche, Cáritas mantiene un convenio con una panadería, una carnicería y una farmacia del barrio para completar la dieta y atender a los enfermos. En pocos casos pagan la factura de agua, luz, o la tasa de basuras pues "es prolongar la agonía y te queda la duda de qué pasará al mes siguiente".
El perfil del usuario es "una pareja joven o de cuarenta para arriba, en la que él trabajaba en la construcción y tiene prácticamente agotada su vida laboral". Para estas personas organizan talleres de formación y también para proporcionarles ayuda psicológica. Este mes han puesto en marcha uno de autoestima dirigido principalmente a los hombres porque "en el 90% de las parejas es ella la que viene a demandar la ayuda. También intentan vender lotería, chatarra... Mientras, el marido se queda en casa deprimido, sin arreglo personal y tumbado en al cama", señala Bernabeu. Con estas sesiones se trata de que ellos recuperen la dignidad y aprendan pequeños oficios.
Es tan duro comerse el orgullo que "hay gente que viene llorando; que entra a pedir ayuda después de haber dado veinte vueltas alrededor de la iglesia o que lleva un mes pensándolo", indica Bernabeu, quien recuerda que "hay niños que van al colegio sin haber desayunado".
También destaca que Cáritas Interparroquial funciona con voluntarios, "no hay nadie en nómina y lo que queremos es potenciar la solidaridad". A aquellas personas que "por ideología no se acercan a la Iglesia, les pedimos que ayuden ellos directamente comprometiéndose a pagar el pan y la leche a alguna familia que lo necesite". Es necesario porque "antes daban los que más tenían a los que menos tenían, pero ahora el que tiene da al que no tiene nada".
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