Bienaventurado el político que tiene conciencia de su propia función.
Bienaventurado el político que respeta la honorabilidad.
Bienaventurado el político que trabaja para el bien común y no para el suyo particular.
Bienaventurado el político que se considera fielmente coherente y respeta las promesas electorales.
Bienaventurado el político que construye la unidad, y haciendo de Jesús su centro, la defiende.
Bienaventurado el político que sabe escuchar al pueblo antes, durante y después de las elecciones.
Bienaventurado el político que no tiene miedo, sobre todo de la verdad.
Bienaventurado el político que no le tiene miedo a los medios de comunicación, porque en el momento del Juicio deberá responder solamente a Dios.
(Card. Van Thuan )
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