En el bosque, los árboles están cerca unos de los otros y cada uno de ellos contribuye a hacer del bosque un lugar sombrío, oscuro a veces. Y he aquí que, escogido de entre una multitud, el árbol majestuoso que ofrecéis hoy está iluminado y cubierto de decoraciones brillantes que son como tantos frutos maravillosos.
Dejando su ropa oscura por una explosión brillante, ha sido transfigurado, convirtiéndose en portador de una luz que no es la suya sino que da testimonio de la verdadera Luz que viene a este mundo.
El destino de este árbol es comparable al de los pastores: velando en las tinieblas de la noche, son iluminados por el mensaje de los ángeles.
La suerte de este árbol también es comparable a la nuestra, nosotros que estamos llamados a dar buenos frutos para manifestar que el mundo ha sido verdaderamente visitado y rescatado por el Señor.
Levantado desde el Nacimiento, este abeto manifiesta, a su manera, la presencia del gran misterio presente en el lugar sencillo y pobre de Belén.
(Benedicto XVI, Angelus 20.12.2009)
Dejando su ropa oscura por una explosión brillante, ha sido transfigurado, convirtiéndose en portador de una luz que no es la suya sino que da testimonio de la verdadera Luz que viene a este mundo.
El destino de este árbol es comparable al de los pastores: velando en las tinieblas de la noche, son iluminados por el mensaje de los ángeles.
La suerte de este árbol también es comparable a la nuestra, nosotros que estamos llamados a dar buenos frutos para manifestar que el mundo ha sido verdaderamente visitado y rescatado por el Señor.
Levantado desde el Nacimiento, este abeto manifiesta, a su manera, la presencia del gran misterio presente en el lugar sencillo y pobre de Belén.
(Benedicto XVI, Angelus 20.12.2009)
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