El cardenal estadounidense Francis Eugene George que predicó los Ejercicios al Papa Juan Pablo II en el 2001, narró un acontecimiento acaecido en 1996, cuando cerca de Chicago, Mario Ramos asesinó a un compañero, Andrew.
El párroco y toda la parroquia rezaron intensamente para que se llegara a la reconciliación. Y la cadena del odio se rompió. Dos cartas: una de Mario Ramos desde la cárcel y otra de la madre de Andrew sellaron el arrepentimiento del primero y el perdón de la segunda.
"Sólo la gracia puede romper el ciclo de la violencia --explicó el cardenal--; sólo algo que va más allá del hombre y de sus categorías; sólo el grito de Cristo que, inocente, desde la cruz, perdona a quienes le están matando".
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