sábado, 1 de febrero de 2014

EL TREN DE LA "LIBERTAD"


Carlos Javier Sánchez Moreno
Licenciado en Filosofía y Teología

Recientemente ha aparecido en rueda de prensa la cúpula socialista ilicitana anunciando a bombo y platillo su radical adhesión al famoso ya "tren de la libertad", que pretende convertirse en un heraldo del más rancio progresismo. Lo curioso de este tren es la equívoca terminología, pues, analizando con profundidad su reivindicación, más parece el tren de la muerte alemán que el de la libertad.

¿No es la libertad el condicionamiento para el desarrollo de los derechos humanos? ¿No es la Vida el primero de los derechos del hombre? En efecto, si aniquilamos al individuo, ¿en qué base sustentamos el resto de derechos humanos? El asesinato de cualquier inocente, ¿no le roba la libertad? y es que lo que pretende este tren libertario es proclamar como derecho la muerte.

El aborto se ha convertido en el grito progresista de los que pretenden reducir la vida del ser humano inocente en un deseo objeto de mi caprichosa "libertad". Por eso, el equipo socialista ha querido estos días llamar la atención interrumpiendo el pleno municipal levantando en sus manos unos letreros donde se podía leer "es tu decisión, es tu derecho". Pero, ¿es que la muerte se puede convertir en derecho? Desde siempre habíamos oído decir que el vientre materno era el lugar más seguro del hombre, allí es donde algunos quieren introducir la violencia, convirtiendo las entrañas de una mujer en un cruento lugar de batalla, donde el grito de la libertad ahogue el grito silencioso del hombre a quien ni siquiera se le da la opción de ver la luz. El aborto es una gran injusticia. Quizá la barbarie más grande de nuestra sociedad. El tren de la libertad, una gran mentira.

Nosotros que hemos aprendido de la historia la falsedad de esos líderes políticos que iban a llevar a sus pueblos a la libertad, bajo la opresión del más débil, defendemos que no hay hombre por encima de los otros si no es para servirlo. El hombre es un absoluto total. Los que ahora proclaman como derecho el aborto, pudieron nacer para defender con libertad esta abominación que acaba con la vida de un bebé de un modo horrible y cruel. Los políticos que han recibido el encargo de ordenar lo social en pro del hombre y a quienes no les da vergüenza reivindicar poder matar con plena libertad, han invertido el valor de lo humano mercantilizándolo a su capricho.

¿Es la solución más libre para una mujer el hecho de poder abortar? He conocido a varias personas víctimas de esta falsa libertad cuya opción progresista les ha destruido la vida y su futuro, porque el aborto no se puede olvidar. Por mucho edulcorante, por mucha dulcificación conceptual, por mucho disfrazar la realidad del aborto para evitar su cruel evidencia, el aborto es un drama que convierte en víctima y esclavo al que viaja en este tren.

Puesto que el viaje que propone el equipo socialista conduce a la muerte, quiero trasmitirles desde aquí mi más sincero pésame, evitando claro está las palabras de "te acompaño en el sentimiento", porque yo acompaño más bien el sentimiento del abortado. Para mí, legitimar con la ley la muerte de un inocente es una gran barbaridad, la evidencia de la deshumanización y desintegración del hombre que por naturaleza está llamado al vivir con los otros, no a matarlos.

Evidencio con decepción la participación en este viaje de algunos de los concejales socialistas con quienes me ha unido una amistad familiar. Pienso en la vergüenza y el dolor que me produciría ver a mi madre contemplando la posibilidad de no haberme dejado nacer. Siento con orgullo y emoción las palabras de mis hijos; ¡Papá, gracias por la vida! Con deseo sincero quisiera que los viajeros del tren contemplasen en el viaje la hermosura del vivir y comprendiesen que este tren lleva un destino sin retorno cuya meta es la oscuridad de la muerte.

Quiero terminar agradeciendo con sinceridad a mi madre, ya difunta, la valentía de su maternidad, puesto que por ella hoy estoy aquí. A mi Mujer, la generosidad de su amor por quien han visto la luz lo más hermoso que tengo, mis hijos.


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