En un mundo secularizado como el actual, el nacimiento del Niño Jesús viene siendo banalizado e insertado en el contexto de un “mito”, en el cual pueden creer solo los niños. ¿Por qué, según los cristianos, este nacimiento ha cambiado el mundo?
Podría ser que la peor desmitificación de la Navidad no sea la de creer que sea un mito, sino la reducción de la misma a la fiesta de la bondad, del altruismo, del extender la mano a los necesitados. No es que estas cosas no sean importantes o que no estén presentes en el Evangelio, pero lo central es que Jesús viene a nosotros porque ha optado por nuestra pobreza. Él nos tiende la mano hasta el final, cuando su brazo será extendido sobre la cruz. Como dijo la clarisa sor Chiara Tarcisia del promonasterio Santa Clara de Asís, en los últimos meses de su existencia: “¡Lo importante en la vida es amar, pero sobretodo dejarse amar!” Y la Navidad es tiempo propicio para dejarse amar; y esto no nos lleva a la pasividad porque Jesús nos ama como somos, pero no nos deja como estamos, sino que nos vuelve capaces de amar en forma creativa y eficaz. De este modo, el encuentro con su Presencia transforma y da inicio a una nueva humanidad.
(P. Pietro Messa, presidente de la Escuela Superior de Estudios Medievales y Franciscanos de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma)
(P. Pietro Messa, presidente de la Escuela Superior de Estudios Medievales y Franciscanos de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma)
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