Miriam Arribas. LA RAZÓN. 19.12.2011
Benedicto XVI visitó ayer por primera vez la cárcel de Rebbina, en Roma, donde se reunió con los presos en la capilla del centro penitenciario y donde respondió a todas las preguntas que le hicieron, al mismo tiempo que subrayó que todos los presos «deben ser tratados con respeto y dignidad».
Benedicto XVI visitó ayer por primera vez la cárcel de Rebbina, en Roma, donde se reunió con los presos en la capilla del centro penitenciario y donde respondió a todas las preguntas que le hicieron, al mismo tiempo que subrayó que todos los presos «deben ser tratados con respeto y dignidad».
El Papa pronunció un emocionante discurso donde se dirigió a todos los reclusos allí congregados y a los que les expresó un mensaje muy esperanzador: «querría poder escuchar la historia personal de cada uno, pero no me es posible, pero he venido a deciros que Dios os ama a todos».
El Pontífice afirmó que «allí donde hay un hambriento, un extranjero, un enfermo o un preso, allí está Cristo», y recordó también que cómo el «Hijo de Dios también vivió la experiencia de estar en la cárcel» e hizo hincapié en que «los presos son personas humanas que merecen, sea cual sea el crimen que hayan cometido, que tienen que ser tratados con respeto».
El Papa se refirió también a las condiciones de superpoblación que se registran en algunas centros penitenciarios y afirmó que esta situación suele hacer «todavía más amarga la detención» y supone un camino más duro para todos los presos.
En relación con este aspecto, manifestó que «es importante que las instituciones promuevan una evaluación de la situación de las cárceles, que verifiquen las estructuras, los medios y el personal con el que cuentan, de modo que los reclusos no deban cumplir nunca una doble pena». Italia, concretamente, vive una situación crítica en este aspecto, ya que hay unos 67.000 detenidos en las cárceles del país que sólo disponen de 45.000 plazas.
Turno de los presos
Tras difundir su mensaje, el Papa se dirigió a todos los reclusos, donde algunos de ellos tomaron la palabra y explicaron su situación al Pontífice, que manifestó estar «conmovido» por la amistad que le habían demostrado.
Tras difundir su mensaje, el Papa se dirigió a todos los reclusos, donde algunos de ellos tomaron la palabra y explicaron su situación al Pontífice, que manifestó estar «conmovido» por la amistad que le habían demostrado.
Benedicto XVI respondió además a las preguntas que le hicieron algunos de los presos y en respuesta a una de ellas les animó a «seguir adelante» pese a lo que algunos puedan decir de ellos. «Debemos soportar que algunos hablen mal y en modo agresivo contra el Papa, y pese a ello seguimos adelante. Me parece importante seguir adelante», afirmó.
Esta es la segunda vez que el Papa visita un centro penitenciario romano, tras la realizada el 18 de marzo de 2007 al centro de detención de menores de Casal del Marmo, también en la capital italiana
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